Típicas paranoias crouzonianas acompañadas da imbecilidade propia dun cerebro apodrecido.
miércoles, 16 de abril de 2008
Casposidad
Es verdad, imprimo libros en la impresora. Pero acaso es eso delito? Los demás malgastan papel y tinta en estúpidos ejercicios de verborrea banal, pseudoperiodísticos ( trabajos absurdos, guiones carentes de originalidad, bla bla bla bla bla...)
( al profesor mediocre que llega a clase enrojecido por el vino, a aquel que ha hundido en la miseria económica cierta empresa pública y no por ello deja de dar lecciones de como crear empresas viables, a cierta clase de parásitos que viven aferrados a la estructura burocrática de una USC y una Facultad de Ciencias de 
viernes, 11 de abril de 2008
André o la Oda a la Pederastia
Después de tiempo sin vagar por estos anaqueles llenos de textos resesos y un bibliotecario que duerme desde que la voz rasgada de Ibán ferreiro dejó de escucharse en la gramola que la junta de mamotretos anticuados que dirige la bilioteca decidió darle un respiro al pobre hombre y permitirle escuchar algo de música mientras vigila a la nada que entra por las puertas inamobíbeis en busca de unos libros condenados a la cópula ya conocida, a la caricia de las rugosas manos del anciano, al onanismo minimalista, al beso de unos labios secos por la morriña del chiquillo adolescente que frecuentaba el edificio en busca de la experiencia y sensualidad de un hombre que le enseñó a expulsar los flujos de su joven cuerpo a golpe de mordisco na colloada, de lametazo na ingle, e todo baixo a perversa mirada do Maestro Das Almas Castradas pola Sociedade dos Hipócritas: André, otro incomprendido, otro olvidado por los desclasados.Y es que quiero contarles mi historia, la historia de una joven adolescente que una noche, bajo la sombra de la Polla Parisina introdujo sus dedos entre los labios y se hizo daño: se provocó una hemorragia de placer, rasgó el inacabado óleo que escondía en su cuerpo como ajuar y acabó gritando en la noche por el nombre de un hombre que ni tan siquiera conocía. Pero acudió a mi llamada y acabó el ritual que inconscientemente había iniciado con su cuerpo.
No amo a la mujeres- me dijo- y me recogió del suelo para llevarme en brazos a su morada. Llevo algún tiempo aquí abajo, no sé cuanto, pero supongo que el suficiente para poder afimar que me he hecho vieja, que él se ha hecho viejo y que sólo me guarda como fetiche, como objeto de recuerdo de aquella joven que penetró en los jardines, la única con la que se atrevió a desafiar su naturaleza pecaminosa, impura, pederasta. Todavía no ha venido a verme. Temo que haya muerto en alguno de los cuartos por los que hace meses le escuchaba pasear. No me dejó la llave. Tengo hambre.
miércoles, 2 de abril de 2008
martes, 1 de abril de 2008
Un jour...
 Somos hijos de la retaguardia del placer. Ansiamos llegar a primera línea de batalla para exponer nuestros cuerpos al caos que precede a la batalla que ha de llevarnos a la gloria eterna del orgasmo, pero hemos sido educados en el falso amor al hombre.ABISMOS
Cuando de pequeño soñaba que caía entre los barrotes de un laberinto multicolor con miedo a romperse el cuerpo al llegar a un suelo que no solía aparecer antes de que su madre encediese la luz y le hiciese caer sobre el colchón sudando, gritando, agarrándose a las sábanas en busca del barrote verde en el que debería haber enganchado su mano para dejar de caer, en esos momentos, no sabía que su vida sería la constante búsqueda del abismo en el que jugar a lanzarse de cabeza mientras una cuerda deshilachada le sujeta los pies.Arlequín
 Harry Haller bajó al sótano en busca del arlequín con el que había intentado abandonar su soledad y se los encontró tendidos en el suelo, extasiados, expulsando por los poros las últimas gotas de sudor que empezaban a replegarse ante los ejércitos del frío subterráneo que penetraba en el campo de batalla entre los montones de periódicos viejos y la colección de latas de tomate que aquel extraño maricón había dejado atrás, como si le bastase el cuadro para, con ello, llevarse la esencia, como si el tacto físico real no significase nada ante sus ojos.Se sintió incómodo. Giró todo su ancho cuerpo haciendo crujir el escalón y se encaminaba hacia la puerta cuando vislumbró la mirada pícara de un viejo verde sentado en la mecedora, con un pitillo entre las garras.

