domingo, 30 de noviembre de 2008

Asco

sábado, 29 de noviembre de 2008

Insomnio 5:18

Harto de la sociedad, fracasado el intento de instalarme en ella y adaptarla a mis necesidades, de abrirla a mi mundo/especie, vuelvo al origen: la soledad, el hastío de la masa, de la presencia humana que pueda provocarme la más mínima incomodidad, la recreación del ego rechazando influjos externos que no sea capaz de recrear crouzonianamente y a los que no llegue por voluntad propia.

Refugiado en la literatura y en el cine, no abdico de la vida pero me convierto en suicida-loboestepario, aquel que, aceptado el hecho de que de su mente no saldrá la orden ni el coraje de matarse, se refugia en lo poco gratificante que queda sobre el planeta: el arte.

Hay quien dice "el arte nos salvará". Tengo mis dudas. No me inclino hacia él por el hecho de no encontrar en la vida lo que deseo. No estoy seguro de que el hecho de que algún día pueda llegar a entrometerme en ese mundo me impida, segundos antes de irme al carajo, sentir nostalgia de lo no vivido. "Para la gente como tú el arte será su revancha". Puede que si, pero, ¿substituye el arte a la vida? ¿He de renunciar a uno de los dos? ¿Convertido en artista de culto me salvaré de las humillaciones de los viandantes? "En mi vida sólo me quisieron mi madre y Paula de Parma, los demás no. Me hice escritor para joderlos". Y lo consiguió, supongo que el regocijo de pasar por delante de los mediocres que se atrevieron a empequeñecerlo es "mausoleónico", pero, ¿con eso basta?

El hecho artístico en sí, la fabricación de lo artístico, aporta bastante a la autosatisfacción personal, eso me gusta. La sensación de haber podido plasmar lo deseado y ser capaz de quedar anonadado ante la creación propia, de que ésta sea capaz de aportarme algo: autosuficiencia artística, retroalimentación espiritual.