viernes, 22 de agosto de 2008

Confederación de las almas

"El doctor Cardoso llamó a la camarera y pidió dos macedonias de fruta sij azúcar y sin helado. Quisiera hacerle una pregunta, dijo el doctor Cardoso, ¿conoce usted los médecins-philosophes? No, admitió Pereira, no los conozco, ¿quiénes son? Los más importantes son Théodule Ribot y Pierce Janet, dijo el doctor Cardoso, fueron sus obras lo que esudié en París, son médicos y psicólogos, pero también filósofos, propugnan una teoría que me parece interesante, la de la confederación de las almas. Explíqueme esa teoría, dijo Pereira. Pues bien dijo el doctor Cardoso, creer que somos "uno" que tiene existencia por sí mismo, desligado de la inconmensurable pluralidad de los propios yoes, representa una ilusión, pos lo demás ingenua, de la tradición cristiana de un alma única; el doctor Ribot y el doctor Janet ven la personalidad como una confederación de varias almas, porque nosotros tenemos varias almas dentro de nosotros, ¿comprende?, una confederación que se pone bajo el control de un yo hegemónico. El doctor cardoso hizo una breve pausa y después continuó. Lo que llamamos la norma, o nuestro ser, o la normalidad, es sólo un resultado, no una premisa, y depende del control de un yo hegemónico que se ha impuesto en la confederación de nuestras almas; en el caso de que surja otro yo, más fuerte y más potente, este yo destrona al yo hegemónico y ocupa su lugar, pasando a dirigir la cohorte de las almas, mejor dicho, la confederación, y su predominio de mantiene hasta que es destronado a su vez por otro yo hegemónico, sea por ataque directo, sea por una paciente erosión. Tal vez, concluyó el doctor Cardoso, tras una paciente erosión haya un yo hegemónico que esté ocupando el lideradgo de la confedereación de sus almas, señor Pereira, y usted no puede hacer nada, tan sólo puede, eventualmente, apoyarlo"


[Sostiene Pereira. Antonio Tabucchi]

miércoles, 20 de agosto de 2008

Muerte a la pedagogía represiva

[La Montaña Mágica, Thomas Mann, pág 575 (editorial Edhasa). Naphta, en una de las múltiples disputas verbales con Settembrini, responde esta maravillosa glosa al italiano]


No es necesario que recalque mi rechazo al texto que me precede, simplemente, al colocarlo en este habitáculo, pretendo mostrar la ideología que está detrás de algunos comportamientos que se dan hoy en día, en el siglo XXI, en determinadas instituciones pseudos-académicas. 


¿No sienten ustedes, humildes lectores pertenecientes al rebaño de los que en su día decidieron erróneamente entrar en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Santiago de Compostela que es esto, lo descrito en el primer párrafo, lo que hacen con nosotros? ¿No creen que es esta la forma en la que los pseudos-pedagogos de dicha institución consideran a sus alumnos: unos jóvenes ansiosos de renunciar a su "ego" para postrarse piadosos ante las rodillas de sus "superiores"? (Por informaciones que no desvelaremos del todo, hemos sabido que en dicha facultad existe un magnánimo y todopoderoso ser al que apodan "EL DE ARRIBA", quizá sea una representación real de Naphta en el mundo terrenal)


Yo, por mi parte, me reconozco como joven egocéntrico y narcisista poco dispuesto a renunciar a mi amable individualidad, motivo por el cual rechazo de base cualquiera iniciativa pedagógica originada en la mente de tan chuscos profesores, carentes de la originalidad necesaria para cambiar el mundo, para abrir a la sociedad espacios de creación nuevos, para alterar el mundo establecido. Para hacer caer el decrépito y lamentable estado en que se encuentran los medios de comunicación actuales. 


Son ellos, esos casposos profesores, los que se empeñan en que taladremos nuestros inmaculados cerebros (inmaculados, no en el sentido de que nada importante para la vida ha sido sometido a un proceso de reflexión serio en su interior, más bien todo lo contrario, inmaculados en el sentido de que lo banal, lo estúpido, lo arcaico, lo en exceso esquemático y rígido por conservadurismo ya no entra en ellos, y si se les fuerza, como aguerridos cortadores de troncos procedentes de la gloriosa Euskalherría, tajaran de un golpe la podredumbre que con ese intento siniestro de violación, podría haber entrado en ellos) con ridículas clasificaciones de los productos (en el más humillante sentido de la palabra) televisivos: Continente, contenedor y contenido. Y tu puta madre clavada en una buena estaca por haber dado al mundo semejante excremento bien maquillado. 


La ridiculez de las materias impartidas, la banalidad de los contenidos de la carrera a la hora de dilucidar su utilidad en el campo profesional, cuando ya has toqueteado algo algún medio de comunicación; la soberbia con la que auténticos iletrados de brillante currículum poco sospechoso de haber sido elaborado a base de felaciones (léase con tono irónico) se atreven a creerse en condiciones de decidir si uno está preparado o no para dedicarse al periodismo: Pero acaso alguno de ustedes ha ejercido en algún momento de su vida, por breve que fuere, el periodismo (excluyendo de este maravilloso término toda clase de prácticas inmorales, torticeras y denigrantes que no pueden ser consideradas periodismo)? 


Como personas libres que somos haremos algo tan indignante para sus señorías como no dejarnos pisotear, mantener nuestros cerebros bien lejos de la carcoma que inunda los suyos y ejercer libremente nuestra vida: el periodismo, pues para alguno de nosotros no es sólo una profesión con la que pagar el último coche de alta gama que nos hemos comprado, es una forma de vida y de relación con la realidad del mundo, una vía mediante la cual experimentar esa realidad desconocida y narrarla con la única voluntad de mostrar su belleza, ingenuos de nosotros (vuelva a leerse con ironía), creemos que no merece la pena malgastar nuestra vida haciendo ridículas tesinas minutando informativos, ingenuos de nosotros, preferimos un buen polvo. 


No necesito que esta manada de borricos me conceda el honor de colgarme un título sobre los hombros para poder ejercer. Ninguno de ellos (exceptuando gloriosas rarezas: Les entre ellas) está en condiciones de realizar tal proeza. 


Soy libre de lanzarme al mundo para vivirlo y narrar mis experiencias.

 

 

domingo, 3 de agosto de 2008

GAUGUIN

No llegó a superar a Van Gogh, pero uno se encapricha y, de forma irracional, acaba tomando partido en favor del fracasado que consiguió sobrevivir vendiendo sus cuadros mientras que el gran maestro agonizaba esperando a que, tras su sepultura, su nombre reinase en el mundo como guía fundamental del expresionismo.