Se sintió incómodo. Giró todo su ancho cuerpo haciendo crujir el escalón y se encaminaba hacia la puerta cuando vislumbró la mirada pícara de un viejo verde sentado en la mecedora, con un pitillo entre las garras.
- Arribes tard, ja han acabat.
No era el único, en la esquina opuesta a la del viejo, un arrugado argentino fruncía el ceño mientras balbuceaba:
- No veo el aleph, ya no veo el aleph, me estoy quedando ciego, ya no veo el aleph, qué habrán hecho con el aleph...
Los chicos seguían tendidos. Su respiración desacompasada se iba apagando en sueño y sus cuerpos comenzaban a enlazarse en busca del calor que minutos antes desprendían sus bocas. Harry bajó lentamente, intentando aliviar el peso de su cuerpo para no hacer ruido, cogió la manta con la que el viejo tapaba las piernas y escondía una engorrosa erección y cubrió los cuerpos.Al cerrar la puerta, una pequeña esfera se iluminó sobre el cuarto escalón y Borges dejó de balbucear para arrodillarse ante ella y susurrar:
- Aparece después de que los chicos crucen el abismo del éxtasis, sólo cuando cruzan el abismo del éxtasis.
Sinclair y Nhadron dormían.
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