
Y es que quiero contarles mi historia, la historia de una joven adolescente que una noche, bajo la sombra de la Polla Parisina introdujo sus dedos entre los labios y se hizo daño: se provocó una hemorragia de placer, rasgó el inacabado óleo que escondía en su cuerpo como ajuar y acabó gritando en la noche por el nombre de un hombre que ni tan siquiera conocía. Pero acudió a mi llamada y acabó el ritual que inconscientemente había iniciado con su cuerpo.
No amo a la mujeres- me dijo- y me recogió del suelo para llevarme en brazos a su morada. Llevo algún tiempo aquí abajo, no sé cuanto, pero supongo que el suficiente para poder afimar que me he hecho vieja, que él se ha hecho viejo y que sólo me guarda como fetiche, como objeto de recuerdo de aquella joven que penetró en los jardines, la única con la que se atrevió a desafiar su naturaleza pecaminosa, impura, pederasta. Todavía no ha venido a verme. Temo que haya muerto en alguno de los cuartos por los que hace meses le escuchaba pasear. No me dejó la llave. Tengo hambre.
1 comentario:
Ala, ala... oda a la pederastia, ni que fueras fonsi XD
Oye, y si no escuchas porque no te van los altavoces??
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