sábado, 20 de agosto de 2011

Es por tu bien...

El sábado, el tercero consecutivo, trabajé. El domingo libré. El lunes también. El martes era festivo en Vigo (San Roque) y decidí respetar las tradiciones cristianas, no acudir a trabajar y pasarme la tarde en la finca de San Roque viendo como Alba bailoteaba con sus piernas rechonchas y su culo acolchado con Dodotis unos tangos de Gardel canturreados por un porteño ajado que se hacía acompañar por una pareja de bailarines con pintorescos trajes. El miércoles por la tarde fui a trabajar: "Anda, el desaparecido" dijo el subdirector nada más verme. El jueves por la mañana recibí varias llamadas del periódico. No contesté, acababa de levantarme, me estaba cortando el pelo y no me apetecía aguantar a nadie antes de comer. Por la tarde llegué a la redacción a las 15.30 y una hora más tarde llegó el jefe de local.

Jefe de Local: "Tú qué, libras el lunes, no vienes el martes y esta mañana te llamo y no contestas".

Es un buen periodista, sabe decir en una frase lo que yo necesito explicar en nueve. La conversación fue escueta:

Jefe de Local: "No vienes por las mañanas".
Becario: "¿Tengo que venir las mañanas que no tengo nada que hacer?".
Jefe de Local: "Tienes que venir a proponer temas".
Becario: "¿Así que tengo que venir por las mañanas subir a comer a casa y volver por las tardes y estar hasta las 22.000 o 23.00 aunque no tenga nada que hacer?. Eso supera las 6 horas diarias que marca la normativa para los becarios".
Jefe de Local: "Ah, ¿pero tú quieres aprender? Tú verás, eres tú quien tienes que decidir, escribes bien, pero si decides que quieres irte, avisa".

Como soy un buen escritor, resumiré la conversación en una frase: o aceptas la esclavitud, o te vas.

Como becario no debería trabajar para el periódico más de seis horas al día. Como mucho, podría pasar seis horas por la tarde en la redacción y dedicar las mañanas a cubrir actos fuera de la central. Eso supondría trabajar unas 9 o 10 horas al día, pero 3 o 4 fuera de la redacción, con lo que la encargada de vigilar el cumplimiento del convenio de prácticas entre la facultad y el periódico podría hacer la vista gorda y contabilizar sólo las 6 horas de la tarde para adecuar las prácticas realizadas a la normativa, siempre y cuando yo no me quejase. En uno de los cuestionarios que nos pasó por e-mail a quienes estamos de prácticas preguntó cuál era nuestro horario y después de responderle me contestó que pasaba demasiadas horas en la redacción, que de lo que se trataba no era de "cubrir horas de oficina" sino de trabajar dentro de las seis horas establecidas y como mucho, dedicar las mañana a cubrir actos fuera del periódico. Dado que la legalidad me respaldaba, decidí no ir por las mañanas a la redacción cuando el día anterior no me habían asignado algún acto para cubrir por la mañana. Cuando era así, me iba al acto y finalizado este cogía un taxi -la mayor parte de las veces un autobús, el taxi no me entusiasma mucho- y me iba a la redacción. A las dos de la tarde, tenía tres opciones:

A) Coger un autobús hasta el Calvario y después otro hasta Cabral para llegar a casa a las tres sentarme a comer y salir corriendo a coger otro bus a las cuatro que me llevase de Cabral al Calvario y de aquí hasta el periódico al que llegaría a las cinco;

B) Quedarme a comer en el periódico y deglutir alguno de los bocadillos de la máquina expendedora;

C) Subir hasta el Calvario, comer en alguna cafetería del barrio y bajar al periódico.

Al principio me decanté por la opción A pero pasados los días se hizo insoportable perder dos horas -una para llegar a casa y otra para volver al periódico- en pleno mediodía, así que acabé optando por la opción B, pero con el tiempo me di cuenta de que cobrando 491 euros al mes no me salía muy económico gastarme unos 5 euros al día en la comida, así que opté definitivamente por la C. Me quedo a comer en el periódico.

Después de la conversación aclaratoria con el jefe de local, esta mañana me planté a las 12.30 -sí, hora y media más tarde de la hora establecida por los mandarines, las 11.00-, cubrí un hueco de la agenda con una pequeña noticia para la que había escrito cuatro carillas en Word que podrían haber cubierto perfectamente una página del periódico y me dispuse a esperar a las 14.00. Sobre esa hora la gente empezó a marcharse a comer y yo me fui a la máquina. De 14.00 a 16.00 comí y leí algo de Kosmos -Gombrowicz-. A las 16.30 llegó el jefe de local. Hasta las 18.30 estuve esperando a que maquetasen los breves de la L-6 (página de Local número 6). Una vez maquetada la página cubrí el espacio de los dos breves. Luego estuve esperando a que me dijesen que más hacer, después de advertir al jefe de local que ya había acabado con los breves. Pasó el tiempo y al final me mandaron meter la noticia de la aparición de una pistola antigua en Cíes en la L-2. Cubrí el espacio, saqué la foto del PDF en que venía, la pasé por el Photoshop, la guardé en la carpeta de Fotos Externas, y poco después apareció en la carpeta del sistema Fotos Vigo. La cogí y la pasé a la página. El espacio quedaba demasiado grande para la foto que al ampliarla para que ocupase todo el rectángulo que los maquetadores habían destinado a la foto se cortaba por los extremos de tal forma que no se veía ni la empuñadura ni el final del cañón del revólver. Bajé abajo a junto de los maquetadores para que me redujesen el espacio de la foto y así poder adaptar la imagen que nos pasó la Policía Local a la página sin que quedasen huecos en blanco o la foto mal cortada. Al cambiar la maqueta aumentó el espacio del texto y tuve que escribir un párrafo más. Opté por explicar que los revólveres habían surgido en el XIX y los habían utilizado los militares británicos en la India, pero que no fuera hasta 18.. no se cuando que el señor Colt había patentado el revólver, un arma fundamental en la conquista del oeste y un elemento indispensable de los western. Ya que no hay manera de saber a quién pertenecía la pistola y no había nada más que explicar en la noticia -lo había explicado todo ya de forma pormenorizada, incluso describiendo el estado en que estaba el arma al encontrarla aportando el nombre de las distintas partes que la conformaban: empuñadura, cuerpo, gatillo, protector del gatillo, tambor, percutor, cañón y mirilla- por lo que lo dejé así. Avisé que había acabado. Esperé a que me diesen el visto bueno. Me fui a las 21.00.

Es muy fácil: se trata de tener a alguien que cobre poco y se queje menos unas 12 horas al día a disposición del periódico para que surja lo que surja pueda quitar a la redacción del marrón.

Si no hay nada que hacer se le pide que busque "temas para reportajes", una forma de justificar el que le tengan atado a la redacción.

Cuando hay algo no muy importante se le manda a cubrirlo o se le pide que se encargue de pasarlo a página -del teletipo o del informe de la policía o del comunicado de turno o...-.

Cuando hay algo importante, se le pide que escriba la información interesante en un word y se lo pase a otro para que ese otro se haga cargo de la noticia. Yo voy a la visita del alcalde a las obras del mercado del Progreso, yo soporto media hora bajo el sol la verborrea egocéntrica y populista de Caballero con una grabadora en ristre y cuando llego a la redacción las declaraciones importantes se la pasan a los contratados y yo me quedo con la minucia: el alcalde visita unas obras de una plaza de abastos que acabarán dentro de un año. Espacio dedicado a ello, la mitad de un faldón -parte baja de la página- con una foto inmensa que hace que sólo tenga dos párrafos que se corresponden con unas 6 o 7 líneas en un word. No vaya a ser que el tonto del becario no sepa, después de pasarse tres meses en ABC cubriendo las ruedas de prensa del Parlamento y de San Caetano, hacer una simple noticia de declaraciones.

Cuando necesitan cubrir páginas porque nada hay en la agenda, entonces se le pide a los becarios que hagan algún reportaje estúpido en el que puedan meter dos o tres fotos bien grandes. El reportaje favorito en este caso es el de "sal a la calle, pregúntale a 10 o 15 por qué van a la playa del Vao/por qué van a Cíes/etc... y que el fotógrafo les quite unas fotos de los caretos y luego hacemos el reportaje". Resultado, 3 o 4 fotos de gente muy amable que se ha dignado a contestar preguntas absurdas y a que su foto salga en el periódico encima de una declaración suya de lo más normal -"vengo al Vao porque me queda cerca de casa", "voy a las Cíes porque es lo más bonito que tiene Vigo"- o manipuladas para que parezca que el entrevistado ha respondido de forma concienzuda a la pregunta como si estuviese parte del día pensando en ella -"vengo al Vao porque es una playa cercana al bañista", "Voy a las Cíes porque es un marco natural incomparable"-.

A esto le llaman "aprender". Y parte de razón tienen: yo hoy he aprendido que a pesar de que está muy bien que la gente tenga trabajo, lo de tener a cuatro maquetadores encargados de maquetar las páginas del periódico lo que provoca es que tengas que estar esperando un mínimo de una hora a que tu página esté lista, aunque sólo vayas a meter en ella un puto breve de 8 líneas con un titular a dos y todo en una columnita en la esquina inferior derecha de una página en cuya parte del "centro-centroizquierda" hay un inmenso anuncio a todo color de las gafas de sol de plástico cutre que regala el periódico. He aprendido que si todos tuviésemos abierto el correo de la sección todos tendríamos acceso a las notas que entran y podríamos ir pasándolas a página sin tener que esperar a que el jefe te dé el visto bueno y tenga tiempo de revisar el correo, seleccionar lo que le interesa y pasártelo al e-mail para que lo escribas. He aprendido que una estructura jerarquizada no sirve para nada si los que están en la cumbre de la pirámide viven lejos de la realidad -encerrados en sus despachos- y son tremendamente desordenados e incapaces de explicarle claramente a un fotógrafo o a un redactor qué tipo de elemento noticioso busca -luego vienen las llamadas de teléfono al redactor o al fotógrafo y los gritos, y colgado el teléfono, siguen los gritos y la añoranza de la madre del redactor o del fotógrafo, aunque la culpa sea del mongólico que no le explicó al chaval, que anda todo el día de un lado para otro en su moto con la cámara en la mochila, qué cojones quería que saliera en la foto-.He aprendido que no hay mejor manera de acostumbrarse a escribir mal que trabajar en un periódico. He aprendido que no se puede vivir de forma cercana a la realidad si te pasas 12 horas al día en una redacción. He aprendido que de nada vale que hagas bien tu trabajo si por encima tuya hay gente a la que le importa un pito lo que hayas hecho, lo que hayas tardado en hacerlo, lo que hayas sudado en conseguirlo y que está dispuesto a que no se publique nada con la excusa de que "no teníamos una foto buena" o "es mejor dejarlo para septiembre".

De todos los becarios de prensa que hay en el periódico, yo soy el único para el que estas no son sus primeras prácticas -son las cuartas: ABC, Xunta, Concello de Ames y Faro-. El discursito de "estás aquí para aprender" se lo puede tragar, aunque lo dudo, alguno de mis compañeros. Yo no. Los becarios no estamos en los medios para aprender, estamos para que los contratados puedan irse de vacaciones y la empresa pueda cubrir su plaza con alguien al que no deba pagarle lo mismo que al contratado y para respetar los derechos laborales de los contratados que no se van de vacaciones. Si hay que hacer algún sábado, lo hacen los becarios.

Si el tiempo que he pasado en el periódico haciendo el gilipollas, no haciendo nada o esperando a que me maquetasen la página lo hubiese invertido en traducir a Ferrín al castellano y a Gombrowiz al gallego, habría pasado unos agradables dos meses de verano y ahora tendría un "El crepúsculo y las hormigas" para mandar a Impedimenta rogándoles que lo publicasen, para dar así a Ferrín la trascendencia que merece en el plano literario en el mercado castellano, o un "Ferdydurke" galego parlante que ofrecer a alguna editorial nueva dispuesta a apostar por el polaco para ganar lectores. Pero he decidido "aprender", así que hasta octubre tendrán que esperar.

No es que yo escriba mal, es que el subdirector no sabe leer.

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