miércoles, 25 de junio de 2008

Cómo sentir que el cerebro eyacula

Con la perifrástica tímbrica de Tomasini y los golpes de tacón que Othon descarga contra el suelo para cortarle el camino al aire musicalizado que sale de su piano, al que cubre con su pecho para acariciar como amante perverso los extremos hasta ahora irreconciliables del teclado y dejar al voluminoso instrumento negro extasiado y al público en trance.



Sublime.

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