miércoles, 26 de mayo de 2010

Nudo de vívoras-François Mauriac


Harto de las avaras estratagemas de su familia para poseer su herencia, el viejo sin nombre anota en su cuaderno las reuniones de sus allegados bajo la ventana del baño en las que planifican cómo llegar a hacerse con todo su dinero, fortuna que el anciano ha distribuido por diversos bancos y en diversas acciones para que su no llegue jamás a manos de sus vástagos odiados. Relata a su mujer, dirigiéndose directamente a ella como si de una carta se tratase y no de un diario, todas y cada una de las afrentas sufridas durante el matrimonio: el haber centrado toda su atención en los hijos en detrimento del marido; el haberle culpado de la muerte de una de sus hijas (la que más quería, la única con la que podría haber llegado a llevarse bien); el haber indispuesto a los que sobreviven contra él, el haberlos educado en un falso catolicismo en el que se conocen los preceptos morales del mismo pero no se llevan a cabo so pretexto de defender valores materiales por encima de los espirituales: establecer toda una serie de estrategias para garantizar que ante todo, la herencia del sexagenario llegue a manos de sus hijos, pues el derecho a heredar está por encima del perdón al padre y esposo cicatero.

Ejemplo crítico de cómo se pervierten los valores al convertirlos en instrumento con el que azotar a los demás y no asumirlos como conjunto de normas morales a las que uno se somete voluntariamente porque considera que ello le beneficia en sus relaciones sociales y actúa de forma justa.

François Mauriac: "El escándalo de la monopolización del Cristo por los que no participan de su espíritu; éste es, según mi parecer, el tema esencial de Nudo de víboras"

miércoles, 19 de mayo de 2010

Siddharta


Quand arrivaba el lunes en el tren sentóse a mi lado (una de las pocas veces que en lugar de quedarme en el intermedio de los vagones decido sentarme en la butaca asignada en el billete) una joven imprecisa (aunque mi campo visual es amplio mis reservas ante el hecho de mirar fijamente a una desconocida son mayores) que portaba entre sus manos una edición nueva de Siddharta. Inevitable preguntarse: ¿lo entenderá?, ¿sabrá extraer algo de él?, ¿qué le ha llevado a comprarlo?, ¿algo repentino y casual como lo que me llevó a mí a encontrarme con el lobo estepario en una estación de tren de Madrid? Reconforta saber que, con el paso del tiempo, hay libros cuya simple visión impacta y que siguen circulando por los grandes canales de distribución y por las pequeñas casetas de libros baratos en las ferias,en las que Hesse es un imprescindible.